Buenos días hoy vengo a hablaros de los monjes
agustinos, de su vida, además de su presencia en el Monasterio de San Ginés de
la Jara. Orden que recibió un gran cariño por parte del rey Alfonso X el Sabio.
Una Orden que comenzaría tempranamente su pasos en Cartagenera, pero que
acabaría desapareciendo del lugar por circunstancias que están en la actualidad
siguen siendo dudosas.
En la Orden de San Agustín siguen a Jesucristo, pero
viviendo con las reglas de San Agustín, el padre de esta Orden. Para muchos historiadores, hay dos fechas que
podrían ser el inicio de la Orden, una la de 1243 en la que el Papa Inocencio
IV promulgó la bula Incumbit nobis en la que invitaba a muchas comunidades
eremíticas de la Toscana a unirse en una sola Orden con la Regla y forma de
vida de San Agustín. Mientras que otros hacen remontar su fundación a la época
de San Agustín.
La tradición Monástica aceptada por los eremitas en
1244 tiene raíces tras la conversión de S. Agustín en Milán, donde junto con
unos amigos comenzaron una vida de oración y estudio como siervos de Dios. En
el año 391 San Agustín es ordenado sacerdote y tras conseguir un huerto
comenzará a construir un monasterio para su comunidad de hermanos, además
escribirá la Regla. Erigiendo más adelante un monasterio de mujeres.
En cuanto a la formación agustina, decir que
pretende la unión con Cristo, y en el caso de la vida como religiosos se busca
conseguir este objetivo mediante la profesión de los consejos evangélicos.
Pretende llevar a la plenitud la consagración bautismal por medio de la
profesión pública de los votos siguiendo el ejemplo de San Agustín. Por lo
tanto, la formación se desarrolla desde la comunidad de vida, de fe, y del
apostolado, los tres apartados que constituyen la esencia de la comunidad
agustina.
La formación religiosa-sacerdotal dentro de la Orden
de San Agustín contempla tres pasos;
- Prenoviciado: durante este período de tiempo lo que se busca es que los candidatos entren en familiaridad, de forma gradual con la vida comunitaria agustiniana, siendo la forma para que el joven pueda sentirse capaz de llevar a cabo una buena decisión.
- Noviciado: es una etapa que se extiende durante 12 meses, con el fin de dar a conocer y vivir las exigencias fundamentales de su estilo de vida a través del descubrimiento personal de Cristo como Maestro interior y Palabra salvadora. Tiempo para dedicarlo a la vida de oración, a la convivencia fraterna y a la práctica de votos. Al finalizar los 12 meses el novicio podrá pedir seguir más de cerca a Jesús, se da la profesión de votos imples o temporales.
- Profesorio: en este período y después de haber hecho los votos, los hermanos participan profundamente en una comunidad que comparte la fe, la vida, y el trabajo. Es tiempo de oración y reflexión, tiempo para el estudio de la filosofía, teología y la formación religioso-sacerdotal.
(Imagen sacada de https://www.elpandelospobres.com)
En cuanto a la instalación de estos monjes en Murcia
no tenemos ningún documento que nos cuente que motivó a estos agustinos a
trasladarse hacia Murcia, pero si tenemos constancia de su presencia en el
sureste peninsular entorno al año 1260, por lo que su asentamiento en tierras
murcianas tuvo que ser entre 1246 y 1257. Debido a que no tenemos documentación
que aclaren las cosas, sí que podemos señalar posibles justificaciones,
claramente hipotéticas, que nos ayuden a entender la fundación de estos
agustinos en unas tierras muy lejanas de su sede matriz. Partimos de que ya con
la conquista de Jaime I tenemos presencia de castellanos y aragoneses, además
de contar con abundante información que relatan la presencia de diversas
órdenes religiosas en Murcia, poco después de la ocupación de don Alfonso.
También se conoce que, en el Capítulo General de la
Orden de Predicadores, celebrada en Toledo en 1250, se acordó a instancias de
Raimundo de Peñafort destinar a ocho frailes catalanes al Estudio que ya tenía
establecido la Orden en Murcia. Su misión era la de perfeccionar sus
conocimientos de las lenguas orientales y efectuar su apostolado de conversión
de infieles en tierras ya castellanas, donde se encontraban un número muy
reducido de creyentes. En estas tierras murcianas también destacaban la Orden de
San Francisco, entre otras muchas. Por lo que no es de extrañar el
establecimiento de agustinos en estas tierras.
En ese mismo año, 1250, tuvo lugar la restauración
de la Sede Cartaginense, completándose así la obra religiosa que Alfonso quería
realizar en Murcia, culminándolo con el establecimiento del Obispado de
Cartagena. Siendo esto el inicio del asentamiento de las Órdenes religiosas en
Murcia, siendo necesaria su asentamiento debido a que cuando se lleva a cabo la
restauración de la diócesis de Cartagena, el desconocimiento de su pasado
histórico en la Curia pontificia era muy grande. No se sabe con certeza cuales
fueron los motivos que llevaron a los agustinos de Cornellá a asentarse en
Murcia, pero su presencia tuvo lugar en fecha anterior a la sublevación mudéjar
de 1264, contando siempre con la ayuda de Alfonso X el Sabio.
Tenemos otro testimonio documental que demuestra la
estancia y propiedad de los monjes agustinos del monasterio de San Ginés de la
Jara, y junto a ello que su presencia allí era anterior a 1260. Es un
privilegio dado por Alfonso X que publica el Marqués de Mondéjar donde se le
otorgaba este complejo. Estaba condicionado a que hicieran allí un convento,
con un mínimo de 12 frailes. Por lo que tenemos constancia del número de monjes
agustinos que lo habitaban y la constancia del deseo por parte del rey Alfonso
X el Sabio de seguir favoreciendo a los agustinos, tanto al construirles el
Monasterio de San Ginés de la Jara, como darle después el de San Esteban.
Además, esta donación supuso la confianza y seguridad de Alfonso X en la
actividad y trabajo de los frailes agustinos.
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