Arquitectura Monasterio San Ginés de la Jara

El lugar donde se asienta actualmente el convento es uno de los lugares más interesantes desde el punto de vista de la historia de nuestra religión. Han sido muchos los trabajos de reconstrucción que ha sufrido este conjunto arquitectónico desde época musulmana. Durante la etapa bajomedieval, siguiendo los testimonios que han llegado hasta nosotros, tan solo debió de haber una pequeña ermita adosada o embutida en una construcción a modo de torre fuerte, parecidas a las que nos podemos encontrar adosadas a algunas casas actualmente en el campo de Cartagena.

Esta serviría de habitáculo y refugio a los religiosos y ermitaños, así como a las rondas de caballo que desde la ciudad de Cartagena acudían a este litoral, cuando se daban avisos de la llegada de piratas berberiscos. Recientemente se llevaron a cabo obras de consolidación y protección hechas por la Consejería de Cultura de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, lo que dio lugar a una prospección arqueológica en la parte Oeste del claustro donde apareció, formando parte del muro y soterrada por el relleno del claustro, una puerta de caliza gris almohadillada (dintel y jambas), que está asociada a arranques de muros hacia el exterior del recinto claustral, a un pavimento de ladrillos en sardinel bajo el que se localizó una canalización para evacuar agua.

La conclusión que se dio en el momento, dada por Manuel Lechuga Galindo, es que esta puerta daría acceso al claustro o a alguna dependencia que mando hacer el padre Arce a finales del siglo XVI, que acabaría por destruirse posteriormente. Esto induce a que es posible que las estructuras encontradas puedan pertenecer a alguno de los asentamientos abandonados en la etapa medieval del enclave monástico o incluso a los levantados por Juan Chacón cuando se hizo cargo del patronato del monasterio en 1491. Hay otra idea que sería que las fracturas del dintel apunten a que era una puerta existente en otro lugar distinto a donde hoy está y que fue aprovechada. 

También se encontraron dos fragmentos de lápida; uno con la inscripción <<C NUMISIUS>> y otro con las letras <<VINCTIO F>>. Esta última seguramente sea la que actualmente sirve de umbral al acceso de la vivienda, ya que presenta las características presentadas por González Simancas. Anota también la existencia de otros sillares que servían de bancos y tenían las siglas latinas que le resultaron imposibles de traducir. Todos los escritos que conservamos hoy en día, apuntan a que fue el Padre Diego Arce, Ministro de los Franciscanos de Murcia entre 1595 y 1598, el que mandaría hacer la reforma que dotaría al convento la arquitectura que presenta en la actualidad. 

(Imagen sacada de https://www.regmurcia.com)

La mayoría de información que tenemos sobre la arquitectura del monasterio la conocemos gracias al licenciados Francisco Cáscales que hace en sus Discursos Históricos. En ella nos describe que la fachada de la casa es humilde, bronca y que las paredes son largas y fuertes, pero pocas levantadas. Tras entrar por la puerta pisaríamos un patio cuadrado, con muchos y espesos naranjos enanos, que hacen una hermosa vista. Tambien nos comenta que en medio se levanta una basa redonda de ladrillo rojo, donde se asienta una columna de mármol que sustentaba al Santo Simón Estilita. Al otro costado correspondiente al real hay un espacio para caballerizas y hospedería de los que vienen a cumplir sus votos y novenas, y al lado derecho una valentísima torre, alcázar y defensa de toda la casa.

(Imagen sacada de https://www.regmurcia.com)

Cascales nos describe le conjunto con todo lujo de detalles, detallando un gran conocimiento del lugar, hace mención de un patio donde habían naranjos y de un cuarto nuevo adosado a uno de los muros del templo que llama “gracioso claustro”. Otro detalle que nos relata es el de que en el centro se encuentra una estatua de mármol de San Simón, lo que hace que muchos historiadores se pregunten si fue la misma que se encontró a comienzos del siglo XX González Simancas, abandonada en el huerto.

(Imagen sacada de https://www.regmurcia.com)

La gran mayoría de los historiadores que han estudiado la el monasterio insisten que fue durante los años del Padre Arce cuando se renovó la arquitectura conventual, incluyendo iglesia, huerto, patio, etc. También sabemos que en 1660 se le fue dotado al convento de importantes alhajas, ornamentos, imágenes y limosnas que ayudaron a mejorar el esplendor del monasterio, uno de ellos la Virgen del Milagro, que quedó finalmente instalada en uno de los altares laterales de la iglesia del convento. En los últimos años del siglo XVII también se debieron hacer remodelaciones del espacio interior, las nuevas dependencias conventuales, que permitirían a la comunidad abandonar parcialmente la vieja torre, aunque se conservó como refugio para momentos de peligro.

Actualmente el Monasterio presenta una planta rectangular, donde nos encontraríamos una iglesia de una sola nave, situada en la zona Norte del Monasterio, lindando al Sur con un corredor del Claustro y al Norte con la Torre Fuerte y la Capilla de San Antonio. La iglesia presenta planta rectangular y tiene seis capillas laterales, tres en cada lado, poseyendo una bóveda de cañón con lunetos y está dividida en cinco tramos por medio de arcos fajones que cargan sobre pilastras. Las molduras correspondientes aparecen pintadas de color azul sobre el enlucido blanco.

(Imagen sacada de https://www.regmurcia.com)

La fachada de la iglesia ha perdido el techo, el cual estaba rematado con un frontón triangular y una ventana. La portada de piedra de la entrada a la iglesia aún sigue conservando el arco de medio punto con clave resaltada y sobria ornamentación renacentista, con frontón triangular partido donde se inserta el escudo de la orden franciscana; sobre este encontramos el de la Casa Fajardo. El acceso queda remarcado por pilastras con capiteles en forma de silbato, el friso está decorado con relieves geométricos.

En cuanto a la zona interior nos encontramos, con el coro situado en los pies de la iglesia a modo de tribuna alta, accediendo a través de el a la cubierta transitable de la Torre Fuerte y a la Torre Campanario, y en la actualidad una parte de este coro esta apuntalado, debido a que una parte de la bóveda cayó al suelo. En el interior se encuentra también la capilla del santísimo, que contiene una bóveda de cañón que en su época presentaba bastante decoración. Del mismo modo contiene un friso que circundaba los muros con la transcripción del salmo 71, del cual una parte se sigue conservando.

Nos encontramos la cripta de la iglesia, a la cual se accede por dos escaleras laterales, situadas  en el cuarto tramo de la iglesia, presenta un espacio abovedado y una especie de banco situado en el interior. Y finalmente en el interior tendríamos también la capilla de san Antonio, que es anexa a la iglesia, de planta rectangular. Presentando un baptisterio anexo de planta octogonal y bóveda de arista. Presenta cúpula policromada sobre pechinas, que estuvieron decoradas con policromías de distintos santos. La cubierta sobre la cúpula es una cubierta a cuatro aguas, realizada con teja cerámica. 

(Imagen sacada de https://www.laverdad.es)

En la zona exterior actualmente se encuentran;

• La torre Fuerte: situada en la parte Norte del Monasterio; presenta planta rectangular, planta baja, un primer piso y una terraza.
•  La torre Campanario: es el cuerpo situado más al Norte, formado por tres cuerpos, el primero y el segundo cuerpo presentan planta cuadrada, mientras que el superior presenta planta octogonal y alberga el campanario. La cubierta con forma de cúpula dispone de una cruz de hierro de forja.
• El claustro: tuvo en un origen una planta cuadrada, pero fue reformada en 1934 transformando la planta a rectangular. Tiene una planta baja y un primer piso, los arcos de medio punto revestidos con colores azul y rojo.
• Huerto Conventual: se encuentra dividido por tres caminos en cuatro zonas distintas, su función fue de servir de sustento  la comunidad.

Finalmente decir que en sus inicios tuvo que tener una belleza incalculable, como nos relata Francisco Cáscales y muchos escritores de la epoca, una belleza que hemos dejado perder. ¿Tu que decides dejarla como esta o conseguir que vuelva a recuperar la belleza que tuvo en el pasado?